lunes, 1 de julio de 2019

El jardín de las delicias, un cuadro enigmático



Se trata de un tríptico hecho en roble, exhibido en el Museo del Prado. La obra más conocida del Bosco. Un retablo dividido en tres partes articuladas: un cuerpo central y dos laterales. La primera tabla, de izquierda a derecha, representa el paraíso terrenal; la segunda, la vida en la tierra; y la tercera, el infierno. Un infierno musical, pues allí, entre otros, irían a parar aquellos que tuvieran la osadía de ejecutar música profana, quedando expuestos a ser castigados con los instrumentos de su perfidia . 

En su conjunto, la obra es bastante colorida, divertida, poblada de seres extraños, y de situaciones perturbadoras. Es una pintura moralizante, que esta atravesada por el concepto del pecado. También, por su composición, parece anticipar el movimiento surrealista y hasta el sicoanálisis.

Cuando esta completamente cerrado el tríptico, podemos observar una esfera transparente, con una tierra plana en su interior – la visión de los científicos de la época-, provista de abundante vegetación, y rodeada de un cuerpo de agua. Una vez abierto, se nos revela el interior de la esfera; de pronto tropezamos con un mundo onírico rebosante de vida humana y animal. Decenas de seres en poses y contorsiones extrañas, en grupo o en pareja, rodeados de animales desproporcionados, figuras fantasiosas o fabulosas, extraídas de algún bestiario; objetos extraños y edificaciones alucinantes que adornan en su conjunto la escena donde prevalece el pecado de la lujuria, como tema central, y la pereza, la gula, la ira, la envidia, la avaricia y la soberbia, en un segundo plano.

La tierra allí es un  lugar de vanidades, de erotismo y sensualidad - el jardín de las delicias o de los placeres -, cuyos habitantes están entregados a todo tipo de vicios y excesos, en los que parecen regodearse, no obstante lo efímero de la existencia, y el destino final de sus almas.

En el infierno se aprecian los sufrientes pecadores, expuestos a las penas que merecen, por los pecados capitales cometidos. Sobresale un cuerpo que esta siendo devorado por un pájaro coronado, con cuerpo de rana, y que expele por su trasero a varios torturados. En la parte central, podemos ver el autorretrato del Bosco, quien se ubica en el infierno, quizá como consecuencia de sus devaneos con la alquimia. Igualmente aparecen varios instrumentos musicales, con los cuales se atormenta a los músicos profanos. Llama la atención una partitura tatuada en la cola de uno de los condenados, la cual ha sido interpretada en la actualidad y revela una melodía en clave de sol, algo plana, arrítmica y sin tiempos (https://www.youtube.com/watch?v=ZkBDvst_SQA). Quizá sin tiempo, como el mismo infierno.

Vea el vídeo de la obra en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=p-63oQ1iUVM

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